Fermín de Andulza, era un hombre estimado por las personas, diariamente iba a misa y antes de salirse iba a besar los pies del crucifijo. Había otro hombre que en este caso era egoísta, Ismael de Treviño. Tenía celos injustificados hacia Fermín y planeo matarlo. Le puso veneno a un pastel hojaldre y se lo regalo.
Mientras lo comía Fermín este Ismael lo espiaba para comprobar que se lo comiera, y el efecto se vería luego paulatinamente. Al día siguiente, Fermín fue como todos los días a rezar, mas que al besarle los pies al crucifijo, esta se ennegreció rápidamente por absorber el veneno. Ismael se disculpo por lo hecho y desapareció. El Cristo negro se destruyo en un incendio y fue reemplazado por otro que está en la Catedral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario